domingo, 5 de junio de 2016

LOS ESCIPIONES. ROMA CONQUISTA HISPANIA. Exposición

Busto de Escipión el Africano. Museo Nacional de las Termas. Roma
Si tiene ocasión, les recomiendo asistir en Alcalá de Henares a la magnífica exposición del Museo Arqueológico de la Comunidad de Madrid, que estará abierta hasta el 4 de septiembre de este año 2016. En seis salas, el museo ha logrado reunir más de 200 piezas espléndidas  procedentes de más de 30 instituciones, entre ellas Museos Nacionales Romanos. De lo mejor de cada una de las seis salas de la exposición les resaltaré lo que vale la pena contemplar:
Primera sala con terracotas romanas y el imponente busto de Escipión el Africano. Uno pensará que esas terracotas no vienen a cuento, pero sí, porque esa era la Roma de los Escipiones, una ciudad hecha de terracota, sin mucha gloria ni boato, donde incluso su dios más importante, Júpiter Capitolino, estaba hecho de tan modesto material. Tras las conquistas de los Escipiones y el enorme botín que se llevaron de Hispania, la ciudad se transformó en una ciudad de piedra, abandonando su pasado humilde y con una gran influencia Helenística. Una muestra del botín puede verse en forma de lingotes de plomo. 
lingotes de plomo romano. S. II a. C Cartagena

En esta primera sala vemos el busto del miembro más importante de la familia de los Escipiones, el conocido como El Africano  tras de la batalla de Zama, aunque se trata de una copia hecha en época de Augusto, y que poco se parece a la otra copia que se conserva de Escipión el Africano que se encontró en Herculano.
Escipión el Africano de Herculano




Lo mejor:
·         El guía Nibio López, que explicó con un tablero de ajedrez cómo se desarrolló la guerra. Nunca he visto mejor explicación de las guerras púnicas. Se lo contaría, pero vayan a verlo y me darán la razón. 

  • Las ilustraciones de Albert Álvarez Marsal
·         La catapulta romana, llamada scorpio encontrada en Teruel, en Caminoreal.


·         Una escena donde aparece una groma traída del museo de la ciudad Romana y un soldado manejándola.

·         Los exvotos de guerreros íberos. Esas pequeñas estatuillas que se ponían en las tumbas para acompañar al muerto. A pesar de la tosquedad, cada una encierra una historia.
Exvotos de Guerreros íberos

·         El guerrero íbero de los Villares hecho en piedra caliza del año 490 a.C, que ahora está en el museo de Albacete.
·         Denario de Kese del s. II a. C de Tarragona.  Tal vez el denario más antiguo en la península, pero las demás monedas de la exposición no desmerecen.
·         El remate de un estandarte militar romano con forma de jabalí.
remate de estandarte militar

·         Y por supuesto el soberbio Hércules del s. II d.C. que está en el Prado.
·         Los tres tipos de espadas de íberos.
Proyectiles  de hondas y espadas íberas

Lo peor:
·         Carteles sin luz.
·         Palabrejas que se podrían haber ahorrado, por ejemplo:” antefja con prótomo de bóvido”, en realidad es un toro de piedra con dos bolas a la izquierda.
·         La cronología es caótica: comienzan las batallas con la de Kissa en Taragona en el año 218 a.C, pero no hay ninguna referencia a qué ocurrió antes de dicha batalla, ni una pequeña explicación histórica.

La historia que no se cuenta en la exposición, y que hubiese sido necesario para comprenderla se resume en lo siguiente:
La familia de los Escipiones queda ligada a Hispania desde la segunda guerra púnica, cuando en el 218 a.C desembarca en Ampurias Cneo Escipión, mientras su hermano recién nombrado Cónsul se dirige con sus tropas a Marsella para detener a Aníbal que ya había pasado los Pirineos. El pintor Albert Álvarez Marsal refleja ese momento:
Cuadro de Albert Álvarez Marsal. La llegada de Cneo Cornelio Escipión a Emporion
Cneo Escipión llegó ocho meses tarde, algunos dicen que a propósito para que Roma tuviese un "Casus Belli" para iniciar la Segunda Guerra Púnica. 
Sagunto tenía un tratado con Roma y les había pedido ayuda a los romanos ante el ataque de los cartaginenses. Los romanos, en vez de enviarles la ayuda tan esperada, los abandonaron a su suerte y la ciudad fue tomada por Aníbal tras ocho meses de asedio y la población esclavizada. Supongo que si los saguntinos hubiesen sabido que los romanos les iban a abandonar, se hubiesen rendido a Aníbal de inmediato, pero pecaron de ingenuos. Yo si hubiese sido hispano, hubiese confiado más en el deslumbrante Aníbal, que sólo tenía 26 años y que con once juró ante el fuego sagrado de Cartago odiar a los romanos. 
Luego a Cneo Escipión se unió su otro hermano, Publio, y los dos estuvieron ocho años luchando contra cartagineses, celtíberos y todos los mercenarios del norte de África. 
Es extraño, ocho años también estuvo César luchando en las Galias hasta que la conquistó, sin cometer el error que cometieron los dos hermanos Escipiones: dividir las tropas. Publio Escipión atacó a Magón y a Asdrúbal, el hijo de Giscón, y su hermano Cneo atacó a Asdrúbal Barca. Primero cayó Publio, y luego Cneo.
Tampoco se pueden comparar aquellas conquistas, César además tuvo la suerte que todas las tropas celtas se concentraron en Alesia, sin embargo, para los Escipiones fue una pesadilla donde un día hacían aliados entre los nativos y al día siguiente les traicionaban. Pero después de lo de Sagunto, ¿quién podía confiar en Roma?
Pero más allá de la historia, la exposición es un recorrido magnífico sobre quiénes eran esos romanos que nos conquistaron y quiénes éramos nosotros.
Uno sale de la sala maravillado por las estatuas romanas, por los bajorrelieves, por los mosaicos, pero lo magnífico de esta exposición es que ha rescatado parte de la cultura que había en la península cuando ellos llegaron. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario