La educación espartana fue diseñada
por el legislador Licurgo. Pasa por ser una de las más duras de la antigüedad
basadas en dos principios: respeto y obediencia. Dos escritores, Jenofonte y Plutarco, nos describen con detalle su sistema
educativo:
Un
consejo juzgaba nada más nacer si debían vivir o ser despeñados por un barranco
si tenían algún defecto. Se les bañaba con vino para fortalecerlos, lo cual los
debía dejar siempre apestosos. Y por supuesto no usaban pañales ni se les
consolaba cuando lloraban.
En principio los niños vivían con
las familias hasta los siete años, y después es cuando pasaban a ser educados
por el Estado en una casa cuartel. Los dirigía un magistrado de la ciudad, el
llamado paidomos, que podía castigarlos
severamente. El paidomos estaba
ayudado por ayudantes jóvenes que poseían un látigo para los correctivos.
Los
niños debían ir descalzos para saltar, huir y correr más rápido. En principio
iban rapados y desnudos, y con doce años se les permitía llevar un vestido
único todo el año para “hacer frente a los cambios de temperatura” como dice Jenofonte.
Dormían juntos en camas de cañas en el
cuartel.
Vivían
en el límite de pasar hambre, porque: “llevarán consigo una cantidad tan
moderada de comida que los jóvenes nunca se saciarán y experimentarán la
sensación de no tener nunca satisfecho por completo su apetito”. La razón de
ello es porque los espartanos creían que un cuerpo delgado ayudaba a que los
niños fueran más altos. Pero por el contrario se les autorizaba a robar algo
para saciar su hambre, se conoce que robaban quesos en el altar del templo de
Artemisia. Pero si les pillaban los castigaban con el látigo ya que
consideraban que habían robado con torpeza.
Licurgo
permitió que cualquier ciudadano pudiese castigar a los niños si estaban sin la
vigilancia de su paidomos. Y si estaban
solos, los niños debían elegir a un líder al que obedecer.
Las
comidas eran públicas y al aire libre y además debían de hablar de las “buenas
acciones que cada cual hubiese hecho en la ciudad”. Nada de tertulias
intrascendentes.
Y para
que los varones no se sintiesen tentados por las chicas, “Licurgo decretó que
en la ciudad debían de mantener sus manos metidas en los bolsillos, pasear en
silencio, no mirar a ninguna parte sino dirigir sus ojos al suelo”. Eso sí,
permitía que los jóvenes tuviesen relaciones con varones adultos, siempre y
cuando no hubiese entre ellos una atracción física.
Con
semejante educación, los niños no tenían más remedio que ser unos excelentes
soldados cuando llegaban a la madurez.
Eso sí, se desconoce si los niños estudiaban
gramática, música o aritmética, lo cual hace suponer que eran unos completos
ignorantes en todo aquello que no fuese el arte de la guerra. Hablaban lo justo
y leían lo básico.
De hecho, Esparta no produjo
nunca dramaturgos, poetas o filósofos, y dejó unos restos arqueológicos tan
pobres, que nada hace pensar que allí floreció una verdadera cultura comparable
al resto de las polis griegas.
De las chicas se desconoce qué
tipo de educación recibían, salvo que participaban en competiciones deportivas, cantaban y bailaban,
cosa que hacía reír al resto de los griegos que tenían a las mujeres confinadas
en las casas.
Todos
los pueblos griegos admiraban la educación espartana, pero ninguno se atrevió a
implantar su sistema en sus estados. Como mucho se atrevían a contratar
nodrizas espartanas cuando los niños eran muy pequeños.
Q horror! Pobres! Igualito q ahora...
ResponderEliminar